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viernes, 31 de julio de 2009

Cuarto Mundo


El cuarto mundo es el tercer mundo, dentro del primero. Esa gente a la que te cruzas por la calle, sucios, con frío o con excesivo calor y te esfuerzas en mirar para otro lado, para que no te arruinen el día.

El cuarto mundo es un reflejo, más fiel si cabe que el tercero de las desigualdades sociales que conviven en nuestro medio. Es lo que hace posible que haya un hombre de unos 50 y tantos, aunque aparenta muchos más, pidiendo dinero o comida en la puerta de una librería romana, mientras llora conmovido por la generosidad de alguno, y a su lado pasa un BMW de serie 5 haciendo rueda.

El cuarto mundo lo hacen también todos aquellos que cuando vuelvo a casa después de lo que para mí ha sido un día durísimo de academia y estudio, están en la puerta del Corte Inglés, recogiendo toda la comida que ha caducado ese día, para tener algo que poner en su mesa cuando lleguen a su "hogar". La verdad es que este grupo ha crecido bastante estos dos últimos años, pues antes podías ver ahí a la misma gente que encontrabas tirados en la calle, y que parecía que siempre habían estado ahí, ahora ves a muchos padres de familia que se han quedado sin trabajo, y sobreviven como pueden, hasta que pase la crisis.



Como ya sabeis estamos de obras en casa. Uno de los albañiles ha traido a un amigo suyo a que se llevara la chatarra que han sacado, que no es poca, y él hombre se ha ido con sus trocitos de metal tan contento.

No he podido evitar acordarme de que hace ya bastantes años, yo hacía voluntariado con una familia gitana, en Ciudad Real. Vivían en una nave industrial que el dueño les había cedido hasta que consiguiera venderla. La familia estaba compuesta por la abuela, que era la matriarca, y sus 8 hijos con sus respectivas mujeres e hijos. En aquella nave, sólo había un grifo con agua, fría por supuesto, por lo que los muchachos se tenían que lavar como podían, y hacer turnos, pues no era muy fácil acceder a una buena higiene. Esto hacía que en el cole estuvieran bastante marginados, pues todos sabeis lo crueles que son los niños, y éstos no olían precisamente bien. Nuestro trabajo era fundamentalmente con los chiquillos. Les dábamos clases particulares, los llevábamos de excursión, les hacíamos olvidarse por un momento de que éramos de mundos diferentes. Al llegar a casa se iban en la "flagoneta con er papa" a recoger chatarra. Muchas veces no iban a clase, porque sin chatarra no podían comer, y eso era lo más importante en sus vidas, que nunca conocieron lo que era ser niños.

Un buen día, el dueño de la nave, decidió que ya había hecho suficiente obra de caridad en su vida, y que quería venderla. Encontró un comprador y los echó de allí. Al fin y al cabo estaba en todo su derecho. El caso es que la familia se desplazó. Fueron a vivir al lado de las escombreras de Ciudad Real, y nuestros niños, Sara, Herminia, Antonio y Luis, con los que yo más estaba, se fueron a vivir entre sábanas, en unas tiendas de campaña improvisadas.

En las escombreras se quema basura. Algo que los niños nunca habían visto. Antonio (5 años) y Luis (3 años) eran los más pequeños. Se acercaron demasiado al fuego, y cayeron dentro. Con un gran porcentaje del cuerpo quemado, los trajeron a la PAZ, fue entonces cuando me enteré de que la Paz tiene una unidad de quemados... Aun así, las heridas de Luis eran muy graves, y murió. Antonio tuvo algo más de suerte. Desfigurado para siempre, pero vivo.

El ayuntamiento decidió que era el momento de darles una vivienda de protección oficial, después de aquello a 3 de aquellas 8 familias. Estuve en su casa un par de años más tarde, y la verdad es que habían mejorado bastante en calidad de vida. Sara ya se había hecho una mujercita, tenía unos 14 años, probablemente ya tenga sus propios hijos a día de hoy. En cualquier caso el precio que tuvieron que pagar fue muy alto. Sólo por haber nacido tres casas más allá...

Y es que hay veces que uno no puede mirar hacia otro lado.

2 comentarios:

  1. Bfffffff, no he podido evitar las lágrimas al leer esto. Por desgracia cada vez es más la gente que vive en ese "cuarto mundo" y tienen que hacer lo que sea por sobrevivir. No hace falta irnos muy lejos para ayudar o para ver la miseria de la vida, porque la tenemos a la vuelta de la esquina.
    Ojalá todos fueramos solidarios, como tu, y nos costara menos ayudar a los demas. Gracias por ser asi. Te quiero.

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  2. Muy buena y dura entrada... Está claro que todo el mundo no nace con las mismas oportunidades en la vida.
    La cultura, forma de vida y las posibilidades (económicas y psicológicas) nos diferencian claramente a unos y a otros.
    Por suerte, hay gente que como tú mira más alla de sus bonitas narices y se da cuenta de esto.
    Un besote muy grande y espero verte muy pronto.
    Conchi.

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